Yo que sé de morir todos los días,
resucito a la luz cada madrugada,
y al abrirle a la vida mis ventanas,
le agradezco la flor, el sol, el viento...
y aunque a veces, me hiere despiadada,
también le agradezco el sufrimiento,
porque saben reír mejor que nadie,
los que lloran sus penas en silencio.
resucito a la luz cada madrugada,
y al abrirle a la vida mis ventanas,
le agradezco la flor, el sol, el viento...
y aunque a veces, me hiere despiadada,
también le agradezco el sufrimiento,
porque saben reír mejor que nadie,
los que lloran sus penas en silencio.
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