A veces se me da por imaginar personajes legendarios en las calles de la ciudad.
Cierta noche me crucé con Napoleón. Yo venía por una pizzas y el cabrón salía de echarse una birras. Me dijo al pasar: Lo simple promete éxito. Desde esa noche trato de escribir sencillito y de alpargatas. Otra vez se me antojó encontrarlo a Hemingway y lo busque en algún bodegón. Bebía ajenjo. Me pareció un hombre triste, abatido, pero el se encargó de aclararme que estaba destruido, pero no derrotado. Otra ocasión tomaba un pernod con Vivaldi justo antes de que pusieran Pibes Chorros. Se fue sin pagar
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