Tristísima elegía para Facundo
Perro, ya van tres años que se te ocurrió mudarse de barrio y vos sabes que me costó mucho despedirte.
A esta altura desconozco que fue de tus huesos, pero se que no sos de quedarse con lo que no te pertenece, asi que seguro que ya devolviste al cosmos el puñado de átomos que el universo te presto ´para ser ese peludo hermano Facundo que fuiste y quiero pensar, acaso por pura comodidad, que si todos los perros van al cielo, vos debes andar haciendo de las tuyas en ese paraiso de perros
El año pasado te conté que teníamos problemas, pero finalmente solucioné aquello de los gatos, aunque tuve que emplear métodos menos ortodoxos que los tuyos.
Vos los ladrabas, los correteabas y supongo que los festivales nefríticos que te mandabas en el fondo era para marcarles el territorio a los muy cabrones felinos. El asunto es que los mantenías a raya.
A mi no me hacían caso.
Los correteaba y volvían.
Les orine los postes del fondo, pero el vecino me denunció por exhibiciones obscenas.
Les ladre y otra vez los vecinos llamaron al 107 pues pensaron que estaba loco.
Hube de recurrir a la pólvora, amigo. Los "cohetié" con doce por tres y dejaron de molestar. Igual tuve que volver a declarar a la Primera, pero esta vez aduje desconocer todo tipo de ruido molesto y fogonazos de cohetería a las tres de la mañana de un miércoles.
Ya ves que todo está como siempre, como era entonces… Grandes problemas, Grandes soluciones.
En el barrio las cosas no han cambiado demasiado: El baldío al que te solías escapar a cazar ratas, ahora se civilizó y es una sucursal de banco y lo demás sigue igual.
Ya te he contado que me duele tu ausencia de un modo indecible, que hasta ahora todavía se me humedecen los lentes y se me empaña la pantalla, alguna alta noche en la que la nostalgia te aulla para saber de ti y que tus enseres, igual que tus sombras aun deambulan por la casa, pero lo que quiero contarte ahora perro, es que yo también me voy poniendo viejo y poco a poco me voy cansando de sufrirte, especialmente porque se que estás bien guardado en la memoria, custodiado por los catorce años que vivimos juntos y que no morirán mientras yo viva.
Así es que, perro, te voy pidiendo permiso para darle tu plato y bebedero a alguno que me elija de compañero como hiciste vos aquella vez que nos miramos a los ojos por primera vez y quedamos juntos para siempre. Se que comprenderás que no es traición, ni poco afecto, y que bien sabés que se está muy solo acá abajo sin alguien de tu especie que ayude a hacer mas agradable la estadía.
En otra te contaré mas detalles.
En fin... pasa el tiempo... que lo parió…. ya tres años...Que estés bien... Nos veremos perro...
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