Bienvenidos

Aquí hay un poco de todo. No será un lugar demasiado original ni distinto, pero acaso si lo suficientemente entretenido como para que tengan ganas de volver.

18 de febrero de 2017

El futuro no existe.

Es una entelequia, un posible, un anhelo, un quizas, un tal vez, una probabilidad, una esperanza y no sabemos de él mayormente nada.. Ni siquiera lo que va a pasar dentro de los próximos cinco segundos.
No vale la pena planificarlo demasiado porque no tiene sentido. Escribir sobre lo que no hay seguridad de que ocurra, es mas o menos igual a escribir un cuento.
Yo lo se, yo lo siento asi cada vez que termino uno y comienzo otro, cada vez que busco una historia del pasado y la llevo a donde quiero que llegue en el futuro.
Digámoslo asi: tengo solo el 50 % de posibilidades de estar vivo dentro de dos horas. El otro 50 es .. bue tu ya sabes.
Hablo de posibilidades, no de probabilidades, que es otra cosa.
SOLO 50 % ! Y eso es en plenitud y corto plazo.
Si eres aficionado a las estadísticas podrás estar calculando que con cada segundo que transcurrimos vivos las probabilidades disminuyen y si el calculo es a largo plazo, desciende a niveles intolerables para nuestra vanidad
De modo que "EL FUTURO ES HOY". He conocido gente de 80 años que se murió esperando el futuro para poder cumplir sus sueños pudiendo sobradamente haberlo hecho en cualquier momento de sus vidas.
Nos educaron para esperar y tener miedo.
Con el pasado pasa mas o menos lo mismo, con el agregado de la memoria, pero es igual de inoperante, inmutable, inmodificable.
Tenemos la maravillosa función cerebral de la memoria que se encarga de traernos y recordar lo sucedido desde nuestra percepción, pero es eso y nada mas... No se puede modificar un apice de él. Nada. El pasado es intangible y la historia una trampa de la memoria para hacernos repetir siempre los mismos errores.
Que nos queda?.
Esta zona gris brevísima en la que vivimos que es el presente.
Los nano físicos llegan incluso a sostener que el presente tampoco tiene entidad porque es algo que está entre el futuro y el pasado y nadie puede determinar cual es el limite entre ambos, de modo que ellos dicen que no existe, pero yo ya no soy tan generoso con las especulaciones, y me veo en el espejo, me pellizco y me duele, veo un buen par de tetas femenimas y me apresto para la cacería, aunque no cace un carajo ni me den bolas las tetonas, es decir siento, y creo en lo que siento, y concluyo que el presente es un instante en el infinito y que la vida esta hecha de una sucesión infinita de presentes.
Ya que solo en el presente operamos.es también el único lugar en donde verdaderamente estamos siempre. No estamos nunca en otro lado que no sea el presente.
Por eso no me avergüenzo de mi pasado, ni me preocupo de mi futuro, porque me ocupo de estar en el único lugar que debo estar para poder tomar las decisiones correctas para ir a donde quiero ir,
Y estoy acá porque tome las decisiones necesarias para estar acá y cuando las tome era lo que quería, sabía o podía hacer, lo cual no garantiza en absoluto que hayan sido buenas decisiones o que no hayan podido ser mejores, pero al menos deja en paz mi conciencia y no quiero borrar nada de mi historia porque me hago cargo de ella, sin ella no soy yo ahora, ni podre ir a donde quiero ir.
Concluyo con los geniales versos de Daniel Giribaldi en Decimas del tiempo.
El tiempo inclemente quema
su propia substancia y pasa
dejando por toda brasa
una canción y un poema
una ceniza y un tema
que es el del tiempo inclemente
que pasa pero que siente
que todo no se ha quemado
que arden futuro y pasado
en la brasa del presente.

8 de febrero de 2017

Nuevamente en movimiento

Finalizó el período de vacaciones...
A devolver lo prestado.
Comienza la apestosa dieta.
Ya no me quedan camisas aptas y ando por la ciudad amenazando con matar a botonazos a mis interlocutores.
Además con esto de la devuainflanosequeción es más barato adelgazar que comprarse ropa.
Pero no es para morirse después de todo.
En una semana uno se acostumbra a esas porquerías de soja, al pan integral, al agua mineral y a las ensaladas.
Además es muy fácil cocinar.
Todo sabe igual y el acto culinario se reduce a emplatar y acopiar altas dosis de resignación y voluntad.
Lleve mi bici al bicicletero para que la ponga a punto, y el muy cabrón me tomo el pelo.
- Hace como seis meses que la tengo parada, le dije.
- Ahijue… que hijo de puta. Que suerte que tiene... Con esa panza...
- No. Lo que le digo que hace meses que no la uso.
- Y si sigue engordando, no la va a ver mas tampoco
- Mire señor. Su ironía me molesta, además yo no le di confianza.
- ¿Qué le pasa? Lo que le dije es que es posible que haya que cambiarle los cauchos, porque con el tiempo sin uso se resecaron y no van a aguantar su peso y usted ni siquiera va a ver por donde se va a romper.
- Ah, bueno. Creí entender otra cosa. Bueno. Métale haga lo que debe.
Me estaba yendo cuando me pareció escuchar algo así como que le sacaría varices a las ruedas o algo así y me volví en son de pendencia, pero el muy cabrón rápidamente me dijo que volviera en un par de días que ya estaría lista.
En casa tengo un par de aparatos, de esos que uno compra para perchero. Desenterré la cinta de caminar que además de tendedero de tohallas funciona como una especie de homenaje al hámster y una bicicleta fija a la que use dos veces en los últimos cinco años.
Eso de pedalear para ir a ninguna parte es una pelotudez importante.
Definitivamente. No se para que carajos uno compra esas pavadas. Lo mismo con los enseres de la cocina. Terminan todos arrumbados y obsoletos, y sin uso.
Bueno si sé, pero no es motivo de esta crónica analizar el consumismo y la globalización.
Luego pasé revista al ajuar gimnástico disponible.
Nada útil.
Las zapatillas claramente hechas pelotas, los buzos ni los he hallado en la vorágine de mi ropero, casco de ciclista nunca tuve y remeras rescatables encontré solo una o dos. Los atavíos con los que se expone a los pedales mi amiga Chayito Isaias, me decidió a hacer una expedición al centro comercial a agenciarme del equipo necesario.
Un breve paso por las principales tiendas deportivas del centro me explicaron rápidamente por que en Formosa funciona el Shoping del Sur, el popular Mercado Paraguayo, símbolo de la precarización del comercio en toda Latinoamérica, con sus tradicionales carpas verdes, rojas, anaranjadas y azules, presentes en cualquier ciudad desde el Rio Bravo al sur, y al que – debo admitirlo – uno recurre porque compra de contrabando y sin impuestos, lo mismo que en las casas comerciales legales pero a un tercio del precio.
Caminando rapidito para no ser visto, pero con la seguridad que allí nos vemos todos, me volví para las casas con mis adquisiciones.
Repasé luego las viejas crónicas de mis caminatas en la plaza y se me piantó un lagrimón.
Ya no está mi compañero de ruta, el pinche peludo Facundo, pero en fin, habrá que hacer de tripas corazón y mañana será otro dia.

Spinetta

El flaco Spinetta se le ocurrió la puta idea de morirse.
Ese dia de 2012 escribí una pequeña despedida.
El buchon del face me lo trae como recuerdo y no lo quiero dejar de compartir

Dice asi:
El flaco Spinetta se fue de gira a las estrellas, pero aca hay que “Seguir viviendo sin tu amor” aunque la “Muchacha ojos de papel” vaya a “ La montaña” o a los “Campos verdes “ donde “Todas las hojas son del viento” o del “Barro tal vez”.
Nosotros seguimos en este “Jardin de gente” donde “El anillo del capitan Beto” nos muestra “La sed verdadera”, la de “Ludmila “ esa “Nena Boba” desesperada por los “Cheques“.
Yo, por mi parte… yo solo… “ Yo quiero ver un tren”, aquel en el que “Laura va” en busca del “Durazno sangrando”…
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