Bienvenidos

Aquí hay un poco de todo. No será un lugar demasiado original ni distinto, pero acaso si lo suficientemente entretenido como para que tengan ganas de volver.

25 de diciembre de 2015

Mbocabicho. Un relato de Navidad

Fue amor a primera vista.
Nos miramos y fuimos cómplices.
Después, me salvó la vida.
Lo contaré sin ningún esfuerzo de la memoria. Vive allí, grabado a fuego. Acaso sólo pediré el auxilio de algún recuerdo recién terminado de inventar para redondear alguna parte del relato.
Yo era entonces tan cachorro como él y andaba probando alas y probándome, correteando por los montes en esas bravas siestas del enero granguardino, que es cuando sol y viento norte empujan el mercurio a cuarenta y pico a la sombra, y las iguanas, boquiabiertas, jadeantes, buscan el agua de las matas de caraguatás para refrescarse y no morir sobrecalentadas.
Ellas, como todos los reptiles, no transpiran.
Apareció con las primeras explosiones de la cohetería en días previo a las Navidades de mil novecientos tantos. Seguramente venía huyendo de infantes hostiles. El terror a la pirotecnia  que sufren los perros no es nuevo ni es simple moda.
Llegó desde el lado del monte, sucio, medroso, con el rabo entre las patas y cargando todas las hambres.
Los cuscos de la casa lo vieron llegar, hincharon el lomo y dieron la alarma. La perrada grande acudió presurosa al llamado de emergencia y con ánimos de reyerta, pero el arribeño sabía que de prepotencia no es la forma: Sacó bandera blanca antes de empezar y se tiró en señal de completa sumisión. La perra madre le gruñó un saludo perruno y el macho alfa le dio unos zamarrones como para indicarle quien la tenía más larga, pero nada más.
Comenzó entonces el festival nefrítico de los cachorros y del cusquerío, cada quien indicando su posición en la manada y cuál era su sector en el amplio patio a fuerza de chorros de meada. Cumplidas las chuesqueadas de rigor sin hallar más que muestras de temeroso respeto del recién llegado, iniciaron el ritual de reconocimiento. En ese entonces en la casa – creo - que había ocho perros. Todos y cada uno prolija y meticulosamente se entretuvo un buen rato pidiéndole los documentos y mostrando los suyos.
Siempre me pregunté como funciona eso de olerse el culo para reconocerse, porque eso es lo que hacen los perros. Alguno, alguna vez, me explicó la costumbre con no se qué silogismos de glándulas secretoras en el tronco del rabo de los lobos que impregnan las heces y de ese modo amojonan su territorio.
No sé si será cierto, pero el relato tiene lógica, a mí me resultó simpático y suficiente y los perros siempre se me antojaron  lobos que no quisieron crecer y se quedaron  eternamente adolescentes.
Apenas lo vi, supe que sería mi perro. Había perdido a Oso, mi perro de cabecera, hacia ya algún  tiempo y los demás ya tenían dueño.
Este iba a ser.
Blanco, de mediana estatura, de buena complexión ósea, fauces potentes, buenos colmillos, con dos espolones en las patas traseras, resabios atávicos de vaya uno a saber qué clase de evolución y que en el campo suele ser elogiado como señal de buena estirpe, parche negro en el ojo derecho y una oreja caída y la otra parada, enmarcando su sonrisa alegre y cara de travieso me terminaron de enamorar.
Le rasque el testuz, movió su cola y se puso panza arriba.
Sus ojitos ya no tenían miedo.
Le saque una o dos garrapatas, le revisé que no tuviera heridas y resolví quedármelo.
Un baño de lejía de creolina pal pulguerío y le di de comer.
En una casa de campo siempre hay con que dar de comer.
A cualquier hora.
A cualquier especie.
Matado el chiflón de las tripas y las emergencias de la sed probablemente con restos de algún guiso y una buena porción de bofe de la carneada del día, Mbocabicho  se ganó un rincón desocupado del galpón y allí le acerque unas jergas viejas. Me quedé a su lado unos minutos para garantizar que no lo jodieran los otros perros y lo vi cerrar sus ojos y entregarse al sueño.
Después de vaya uno a saber que desventuras, estaba en paz, tenía un lugar, una pitanza y un amo.
Estaba completo, probablemente feliz.
Y yo también.
El nombre se lo puso mi hermana,
Al verlo llegar, dijo en guaraní: Oguajhë jhagua odispará Mbocabichopu.  (Ya llegó otro perro huyendo de los cohetes)
No pude contener las carcajadas.
Esa palabra desde siempre me causo y me causa mucha risa.
A ustedes también les debe pasar.
Hay palabras que disparan la inmediata hilaridad y uno no sabe bien por qué.
Y así fue el bautizo.
Sin mucha ceremonia.
Mbocabicho.
Mbocabicho es – genéricamente- la palabra guaranítica que designa a toda pirotecnia.
Los cohetes de entonces no eran tan complejos ni tan variados: Fosforitos, cañitas voladoras, ametralladoras y rompeportones. Después llegaron los Star War, los Superpetardos, las Bengalas, los Doce por Uno, los Morteros Matabrujas, los Tumberos y las Silvadoras y con ellos el drama posmoderno de los perros perdidos, aturdidos por la más irracional e inútil forma de gastar dinero.
En esa época todavía no tenía el dramático contenido y consecuencia de estos días, pero alcanzaba ya para la mordacidad de mi abuelo: Año nuevo, perro nuevo, solía decir
El caso fue que al día siguiente de su arribo, ya se acercó a las casas y casi ningún perro le roncaba.
Lo vi jugando con los cachorros.
A los diez días era miembro pleno de la manada.
Se ganó su espacio una noche, a costa de una comadreja ladrona que vino a comer pollitos en el gallinero. Hizo valer tamaño y ferocidad y liquidó él solito a la incursora.
Entonces ya era mi compañero de adolescencia, par inseparable de aventuras, el blanco de mis iras y berrinches, camarada y compinche, alcahuete y mensajero, mi hermano peludo apto para todo terreno y horario. Para un muchacho, un perro es todo eso y a veces mucho más. Vivimos juntos muchas travesuras.
Solíamos salir a recorrer el campo como parte de las tareas propias del establecimiento o a encerrar las lecheras o íbamos de marisca a cobrar a veces algún tatú, a veces corríamos los moritos, sabía cómo comportarse cuando entrabamos en los espartillares para las perdices, traía los patillos a los que solíamos tirotear para ahuyentarlos cuando eran demasiados por el pisoteo en los labios de los esteros, jugábamos atacándonos y derribándonos en los lisos césped de las cejas de los montes, nadábamos en las represas, pero donde se lucía en todo su potencial, donde era inigualable era con las iguanas moras.
Las detectaba a cuadras, las encuevaba con singular habilidad y cavaba con presteza hasta encontrarlas. Entonces las sacaba pero no las mordía, sino las apretaba con sus patas delanteras y ladraba para que me acercara. Si daba las medidas, si alcanzaba el tamaño para dar los treinta centímetros de cuero a la altura del vientre, era una presa, sino, si era muy pequeña, a una indicación mía, la dejaba ir.
En esos años se las podía cazar. Las regulaciones no eran tantas y había muchas.
En las vacaciones me aprovisionaba de algunos cueros que luego vendía a los acopiadores y con ello pagaba mis gastos de estudio adicionales, aquellos que excedieran del presupuesto normal asignado de los viejos.
Mis primeras lapiceras Rotring de dibujo las pagaron las iguanas de aquel verano de 1973.
Después, con los años, llegué a detener cazadores furtivos. Debe ser cierto aquello de que para ser conservacionista coherente, serio y comprometido y no un mero fanático intransigente, primero debe pasarse por la depredación y si bien nunca lo fui, jamás fui un predador indiscriminado, sí conozco a fondo los pormenores de la caza deportiva y comercial.
Una siesta, no recuerdo el año, ni después de que lluvia, salimos a montear con Mbocabicho.
Solo los dos.
Rumbeamos pal norte.
Íbamos poco por ese rumbo.
Entramos por una antigua picada de carros de la época de los obrajes, internándonos a monte alto.
Al poco andar  se detuvo de golpe. Tiesa la cola, una mano levantada, los ojos atentos, olisqueando contraviento, tratando de identificar el olor en el diáfano ambiente del monte después de la lluvia.
Un ruido a mi izquierda llamó mi atención. El perro siguió atento a aquello que llamaba la suya, más allá de la primera curva de la picada.
El siguió su instinto.
Yo decidí investigar el ruido.
Se me antojó que Mbocabicho no tuvo ningún interés en meter allí los hocicos por lo sucio del lugar.  Perro fiaca, haragán y burgués. No quiere meterse entre las chuzas, me dije.
Pensé mal, creyendo que de esa manera me equivocaría menos.
El se perdió en la serpentosa picada.
Lo escuche ladrar.
Farsante y mentiroso, mal perro, mascullé, mientras, contrariado, comenzaba a hacer - a machete- el pique necesario para llegar al tronco del guayacán aquel, desde donde -dictaminé- venían los sonidos, tres o cuatro metros en lo profundo de ese islote custodiado por un ejército de caraguatas erizado de púas.
Un par de minutos después estaba absorto, absolutamente dominado por el enigmático influjo de la cueva aquella. Apenas la vi, mi vista se clavó en la oscura garganta del raigón que cubría la entrada. La boca, la tierra, limpia, prolija, lustrosa, evidenciaba que allí entraba y salía algo, que eso era su guarida.
Me fui acercando, lenta, paulatinamente, sin voluntad, sordo a todo llamado, insensible, ciego para otra cosa, atraído irremediablemente por “aquello” que logró hipnotizarme.
Estaba ya de cuclillas, en el momento exacto de introducir allí mi mano, cuando un violento empellón, un vendaval de gruñidos, ladridos y pelos me arrojó de espaldas. La violencia de la intervención, los chuzazos en la espalda me trajo de vuelta.
Solo atine a levantarme y correr.
Mbocabicho corría conmigo.
Cuando llegué a la casa busqué a mi padre y le conté.
No me dijo nada.
Lo vi ponerse su polaina, tomar un hacha, una botella de kerosene, comprobó la bencina del carusita y se fue por el mismo rumbo.
No dejó que lo acompañe.
Volvió a las dos horas.
Del bolsillo de su camisa azul de Grafa sacó y me entregó dos campanillas de nueve y once anillos de sendas serpientes de cascabel, las que halló en el hueco aquel al quemarlo.










8 de diciembre de 2015

François Marie Arouet, mas conocido como VOLTAIRE

Si alguna vez, ve saltar por la ventana a un banquero suizo, salte detrás. Seguro que hay algo que ganar”


El escritor, historiador, filósofo y abogado François Marie Arouet nacido en París en 1694 es más conocido por el seudónimo de Voltaire, fue uno de los principales representantes de la Ilustración, un período que enfatizó el poder de la razón humana, de la ciencia y el respeto hacia la humanidad.
Existen varias hipótesis acerca del seudónimo. Una versión muy aceptada dice que deriva del apelativo Petit Volontaire “el pequeño voluntario” que usaban sus familiares para referirse a él de niño. Existen otras hipótesis: puede tratarse del nombre de un pequeño feudo que poseía su madre; se ha dicho que puede ser el sintagma verbal que significaba en francés antiguo que él voulait faire taire, de ahí vol-taire, a causa de su pensamiento innovador. También se dijo que pueden ser las sílabas de la palabra re-vol-tai ‘revoltoso’ en otro orden.

En estos tiempos de lectura corta y mucha cascara, su obra. igual que la de Jose Ingenieros, aporta un gran número de frases que se repiten frecuentemente, de las cuales la que reproduje debe ser de las mas conocidas y ocurrentes...

Bueno... está también Pablo Coelho.

4 de diciembre de 2015

DE POETAS MALDITOS Y BENDITOS

LOS POETAS BENDITOS
Se habla de generación literaria cuando nos referimos a un grupo de escritores que, nacidos en fechas cercanas y movidos por un acontecimiento de su época, se enfrentan a los mismos problemas y reaccionan de modo semejante ante ellos.
De las muchas que hay en la literatura de todos los tiempos, quiero detenerme un ratito en la Generación del 27 española. El acontecimiento que los unió y que les dio el nombre fue el homenaje que el grupo hizo a Luis de Góngora en el año 1927 en Sevilla, al conmemorarse el tercer centenario de su muerte.
Los principales representantes del grupo son Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Dámaso Alonso, Vicente Aleixandre, Miguel Hernández y Luis Cernuda.
Las características esenciales de la Generación del 27 pueden resumirse en dos palabras: Tradición y vanguardismo, ya que aunque desean encontrar nuevas fórmulas poéticas, no rompen con las tradiciones y sienten admiración por el lenguaje poético de Góngora, por los autores clásicos y por las formas populares del Romancero, pero a la par que lo tradicional, las corrientes de vanguardia, sobre todo el surrealismo, ejercen gran influencia sobre ellos ya que exploran el mundo de lo inconsciente y pretenden alcanzar la belleza absoluta, que está por encima de la realidad
Es destacable también la intención estética pues para ellos es imprescindible encontrar la belleza a través de la imagen. Pretenden eliminar del poema lo que no es belleza y, así, alcanzar la poesía pura. Sienten especial interés por los grandes asuntos del hombre, como el amor, la muerte, el destino y los temas cargados de raíces populares preocupándose por la expresión lingüística usando lenguaje cargado de lirismo. Utilizan estrofas tradicionales del romance y la copla y clásicas ( del soneto y terceto, pero también utilizan el verso libre y buscan el ritmo en la repetición de palabras, esquemas sintácticos o paralelismo de ideas.

Veamos una chispa de Rafael Alberti

La paloma
Se equivocó la paloma
se equivocaba.
Por ir al norte, fue al sur;
creyó que el trigo era agua.
Se equivocaba.
Creyó que el mar era el cielo;
que la noche la mañana.
Se equivocaba.
Que las estrellas rocío;
que la calor, la nevada.
Se equivocaba.
Que tu falda era su blusa;
que tu corazón su casa.
Se equivocaba.
Ella se durmió en la orilla.
Tú, en la cumbre de una rama.

Por supuesto también un fragmento de García Lorca en esta Canción del Jinete

En la luna negra
de los bandoleros,
cantan las espuelas.
Caballito negro.
¿Dónde llevas tu jinete muerto?
Las duras espuelas
del bandido inmóvil
que perdió las riendas.
Caballito frío.
¡Qué perfume de flor de cuchillo!

 ..
Y para el final esta maravilla de Felipe Leon, que conmueve por la simpleza con que dice el todo.
Deshaced este verso.
Quitadles los caireles de la rima,
el metro, la cadencia
y hasta la idea misma.
Aventad las palabras,
y si después queda algo todavía,
eso será poesía.

Definitivamente sublime!



Pero también están LOS POETAS MALDITOS

En los salones burgueses decimonónicos y de principios de siglo XX, existieron personajes que no toleraban la sociedad ni la realidad que les rodeaba. Se auto declararon poetas, tenían o decían tener una sensibilidad superior a la del vulgo y actuaban con rebeldía. Siendo incapaces de sostener una actividad rentada estable se dieron a la bohemia con todos sus vicios y degradaciones, ganándose – no sin justicia - el repudio unánime de sus familias y de la sociedad.
Ellos fueron los poetas malditos, los incomprendidos por sus contemporáneos.
Lógicamente, a causa de sus devaríos artísticos no obtuvieron ese éxito en la vida normalmente o acaso malamente asociado con el dinero o la popularidad.
Paul Verlaine en el ensayo Les Poètes maudits rescata seis de ellos: Tristan Corbière, Arthur Rimbaud, Stéphane Mallarmé, Marceline Desbordes-Valmore, Auguste Villiers de L'Isle-Adam y Pauvre Lelian”, que si bien se mira es un anagrama del nombre del propio autor.
La realidad indica que fueron muchos mas los que fueron tratados como desiguales respecto de la sociedad, y que han tenido en general vidas dramáticas como consecuencia de sus dones literarios: Charles Baudelaire, François Villon, Thomas Chatterton, Aloysius Bertrand, Gérard de Nerval, el conde de Lautréamont, Petrus Borel, Charles Cros, Germain Nouveau, Antonin Artaud, Émile Nelligan, Armand Robin, Olivier Larronde, Innokienti Ánnienski,John Keats, Federico García Lorca, Edgar Allan Poe , Raúl Gómez Jattin y Leopoldo María Panero fueron algunos de ellos

Del escabroso Leopoldo Maria Panero LA CUÁDRUPLE FORMA DE LA NADA

Yo he sabido ver el misterio del verso
que es el misterio de lo que a sí mismo nombra
el anzuelo hecho de la nada
prometido al pez del tiempo
cuya boca sin dientes muestra el origen del poema
en la nada que flota antes de la palabra
y que es distinta a la nada que el poema canta
y también a esa nada en que expira el poema:
tres son pues las formas de la nada
parecidas a cerdos bailando en torno del poema
junto a la casa que el viento ha derrumbado
y ay del que dijo una es la nada
frente a la casa que el viento ha derrumbado:
porque los lobos persiguen el amanecer de las formas
ese amanecer que recuerda a la nada;
triple es la nada y triple es el poema
imaginación escrita y lectura
y páginas que caen alabando a la nada
la nada que no es vacío sino amplitud de palabras
peces shakespearianos que boquean en la playa
esperando allí entre las ruinas del mundo
al señor con yelmo y con espada
al señor sin fruto de la nada.
Testigo es su cadáver aquí donde boquea el poema
de que nada se ha escrito ni se escribió nunca
y ésta es la cuádruple forma de la nada.

Leopoldo Panero


3 de diciembre de 2015

ASI ES FORMOSA. El otro Himno de Formosa.

Los formoseños, casi por unanimidad conocemos Asi es Formosa, una galopa que nos identifica y que folkloricamente es como el himno de Formosa. La popularizo Saturnino Lopez y la cantan todos. Creo que todos nos sabemos la letra.
Lo que se sabe menos es el tema pertenece a un misionero: Raúl Obdulio Posse Benítez. Hijo de padre español y madre paraguaya, hizo sus primeras armas en la música acompañado de su guitarra, presentandose en los certámenes de canto en las audiciones de radio de Posadas donde se lo conocía como Luli Posse.
Radicado en Buenos Aires, con la firme intención de dedicarse a la música profesionalmente, prontamente llamo la atencion por la gran cantidad de composiciones que producía, lo que despertó el interés de los directivos del sello “Trova”, quienes le ofrecieron grabar su primer disco.
Entonces su mánager, Dino Ramos, lo rebautizó como Fermín Fierro y asi salio “Fermín Fierro le canta al Litoral”, con comentario de Osvaldo Sosa Cordero, LP donde se incluye el tema Asi es Formosa, entre El Moncho y Lucerito Alba.
Su popularidad como compositor dio un salto fenomenal cuando la recordada cantante María Helena interpretó su rasguido doble “Mi serenata” en el “Festival Nacional de la Música del Litoral”, en Posadas y en 1965.
Fermín Fierro obtuvo el premio Revelación en el Festival Nacional del Folklore de Cosquín al año siguiente y, en 1969 compone la obra integral dedicada a José de San Martín titulada “Canto al libertador, de Yapeyú a Bolougne Sur Mer” grabada para “CBS Columbia” (hoy Sony Music), que interpretaron María Helena, Los Montoneros, el Chino Martínez, Hernán Figueroa Reyes y el propio Fermín, con glosas de Ofelia Zúccoli Fidanza dichas por Alfredo Alcón y el acompañamiento orquestal de Oscar Cardozo Ocampo.
En algun momento integro el afamado grupo Los Nocheros de Anta y finalmente , no se sabe bien si amenazado por la Triple A, o simplemente por satisfacer su espiritu amplio y aventurero, se radico en la tierra de su padre, Tenerife, España, donde continuo su carrera de cantautor.
Regreso a Misiones en 1982; en 1987 grabó en el estudio Fonea de Corrientes el LP “Serenateando”, con celebrados artistas correntinos, como Roberto Romero, Aldy Balestra, Julio Regúnaga, Willy Suchar y en 1997, el que sería su último trabajo, el CD “Los misioneros somos así”.
Ademas de Asi es Formosa, es autor de más de 300 obras, como “Plegaria de un niño solo”; “Tu nombre musical”; “Himno a la libertad”; “Romance isleño”; “María Silvia”; “Hermoso Paraguay”; “Serenatero”; “Los misioneros somos así”, “Misiones mi tierra roja”, entre otras.
Su obra cumbre “Mi serenata”, fue grabada e interpretada por más de un centenar de artistas, entre ellos Los Arribeños, Ray Coniff, María Helena, Julio Molina Cabral, Chango Martínez y muchos otros.
Murio el 13 de abril de 1996, en su Posadas natal.

ASI ES FORMOSA

Quiero invitarte a conocer una provincia
que es lujuriante, tierra de ensueño
desde el Pilcomayo hasta el Bermejo
te desumbran los misterios de esa entraña vegetal.
En sus riachos donde crecen las totoras
hay 1000 creencias de herencia toba
y el hachero dentro de los montes
cada tronco que golpea pega un fuerte sapucay.
Una costumbre que asemeja la poesía
es por las noches la serenata
mientras la luna baña de plata
el canto de un formoseño pulsando su paracá
Toda la gente de mi tierra es muy sincera
te brinda todo, no pide nada
sol, madera, río, viento y monte
como un sueño en tu recuerdo para siempre quedará.
Y los Domingos desde Clorinda
podes cruzarte hasta Asunción
son tan bonitas las paraguayas
siempre te roban el corazón.
Asi es Formosa, mi tierra hermosa
si la visitas te va a gustar
cantan las aves, el sol te quema
miel maderera del litoral

EL AMOR DESOLADO DE ALBERTO CORTEZ. Homenaje a Waldo de los Rios

Osvaldo Nicolás Ferrara se suicidó una noche madrileña de 1977. La noticia conmocionó del otro lado del océano Atlántico porque quien así se iba era conocido como Waldo de los Ríos, el compositor y director orquestal argentino que triunfaba en Europa. En el momento preciso del disparo, De los Ríos estaba casado, estaba deprimido y estaba solo.
Para que la poesía reparara un poco de dolor, su íntimo amigo Alberto Cortez le puso música a la letra de José Dicenta Sánchez y crearon en su honor la desgarradora canción El amor desolado.

Nacido en Rancul, La Pampa, en Marzo 11 de 1940, Alberto Cortez es conocido por muchos como "El gran cantautor de las cosas simples", por que muchas de sus canciones se basan en hechos y personajes reales o simplemente en sentimientos y adversidades a lo largo de su vida.

Aca les dejo letra y video de El amor desolado,

Yo puse el esfuerzo
y ella la desgana,
yo el hondo silencio
y ella la palabra,
yo senda y camino
y ella la distancia,
yo puse los ojos
y ella la mirada.

Quise entre mis manos
retener el agua
y sobre la arena
levanté mi casa.
Me quedé sin manos,
me quedé sin casa
fui raíz oscura
y ella tronco y rama.

Para que la cuenta
del amor sumara
ella puso el cuerpo
yo el cuerpo y el alma.
Era toda viento
yo todo montaña,
yo pura resina
y ella pura llama.

Una noche oscura
se fue de mi casa,
cegaron mis ojos
para no mirarla,
para no seguirla
cerré las ventanas,
clausuré las puertas
para no llamarla.

Puse rosas negras
sobre nuestra cama,
sobre su memoria,
puse rosas blancas.
Y a la luz difusa
de la madrugada

me quité la vida
para no matarla.

Yo lo puse todo,
vida cuerpo y alma
ella, Dios lo sabe,
nunca puso nada.






EL PAMPA LARRALDE

Don José Larralde nació el 22 de octubre de 1937 en Huanguelén, Provincia de Buenos Aires - Argentina. Descendiente de vascos y árabes, don José ha sido trabajador rural, tractorista, albañil, mecánico, soldador, guitarrero y cantor.
Escribió sus primeros versos a los siete años de edad, iniciando así un camino largo de romance con el canto y la poesia en la que ha escrito págimas memorables.
Durante una noche de 1966, en un asado en casa de don Eduardo Saad , tío de Larralde, don José es presentado a Jorge Cafrune, por ese momento idolo indiscutido del canto criollo. José le pasa a Jorge los temas que había compuesto


, el último de los cuales, era "Sin pique".
Veinte días después, Cafrune regresa a Huanguelén pues tenía que actuar en una localidad cercana, muy pequeña, llamada Girodías. Jorge hizo invitar a "Pepe" Larralde para que le acompañe.
En aquella oportunidad, Cafrune interpretó 3 temas, presentó a Larralde y ya no cantó más. Toda la noche quien cantó fue Larralde. Desde entonces, en todas sus actuaciones, Cafrune siempre mencionaba "a un chango de Huanguelén", promocionando a Larralde.
En el año 1967, José Larralde grabó el primero, de una serie de treinta y un discos editados en la Argentina. En todas ellas, están presentes las vivencias de oficios, situaciones y personajes que conoció y vivió a lo largo de su vida.
Repasemos algunas joyas de su canto.

Romance de una esperanza.
Romance de una esperanza

Estatua de carne. Poema dedicada a una aborigen ranquel
http://www.youtube.com/watch?v=SNj0e7qXPuo&list=RDL-LqIQj8cAA

El Pampa Rosendo. Una semblanza con profundo contenido social.
http://www.youtube.com/watch?v=d9NLr8-MXN8&list=RDchrE9wV7SO8

Y esta joya: Elejia para un rajao.
http://www.youtube.com/watch?v=ZsYOc0JIc_k del que les dejo también la letra.
Sublime.

Elejia para un rajao.
Anda moqueando el punto por el raje,
que del laburo el patrón le dio,
Ya no le cabe más dolor ni un traje,
¡que vida puta!, que lo repario...

Dicen que tiene la mujer jodida,
de comer viento se le reventó,
que de hace tiempo ya es una lambida,
ni pa saliva, dicen, que ganó.
Por perder siempre se ganó una risa,
le dieron calle, pero se cayó
mala costumbre de juntar paliza
sin decir nunca que lo repario...

Juntó silencio como pa un entierro,
con lo que venga siempre se arregló,
faja la vida como un pobre perro
mascando el sarro de una vieja tos,
Se jugó a nada cuando habia pa todo,
nunca hizo trampa, lo cagó el honor.
Y hay que ser macho que hoy que dobla el codo
dice bajito:ta que lo tiró...

Anda moqueando el punto por el raje,
que del laburo el patrón le dio,
ya no le cabe más dolor, ni un traje,
¡que vida puta!,que lo repario...




GRACIAS A DIOS ESTOY VIVO - Marcelo Berbel. Poeta

Don Marcelo Berbel, poeta mayor del Neuquén, nació el 19 de abril de 1925 en Plaza Huincul, Neuquén, Argentina. Fue un prolifico poeta, escritor de obras inéditas, compositor y músico folklorista de la Patagonia. Hijo de Juan Berbel, inmigrante español oriundo de Andalucía y de María Teresa Arriagada, natural del Neuquén descendiente de Mapuches
Nos dejó mucha poesía "telurica".
Hay quienes rehuyen de esa temática, simplemente por una cuestión de gustos, otros por personales decisiones y algunos mas acaso seducidos por éticas y estéticas diferentes.

Sin embargo quien puede sustaerse de la belleza de esta página.

Salió el sol esa mañana, amarillo como el trigo
cuando la espiga madura, se humedece de rocío.
Sobre una calle ensayaba, un pajarito sus trinos
mientras tibios emplumaban, los pichones en el nido
y se me ocurrió decir: Gracias a Dios que estoy vivo

Salí bebiendo la brisa, que se me volvió suspiro
porque suspiro se me hace todo el aire que respiro.
Tal vez por que anda por ahí algún recuerdo escondido
es que medio me apuró del corazón los latidos
y se me ocurrió decir: Gracias a Dios que estoy vivo

Entraron en el jardín un par de cuscos amigos,
y tomados de las manos iban cantando dos niños.
El albañil de la esquina desafinaba un silbido.
Sentí en el aire un aroma que antes nunca había sentido.
Y se me ocurrió decir: Gracias a Dios que estoy vivo

Así me dolía menos todo lo que había perdido.
Y ni me importó siquiera lo que quise y no he tenido
Y así me puse a pensar, aunque con mucho cariño,
como será todo esto, después de que me haya ido
pero mientras repetía: Gracias a Dios que estoy vivo.




LOS HOMBRE SENSIBLES DEL MUNDO

Ando por la vida tratando de desparramar algunas parrafadas que contengan algún valor para aquello que el hombre, en tanto género, llamó literatura. La antojadiza y arbitraria clasificación de Dolina me pone - por suerte - entre los Castagninos, Allen, Mandeb y Salzman de sus historias.
Al no vivir en el barrio de Flores, tal vez sea conveniente ampliar el alcance de la construcción e incluirme entre los Hombres Sensibles del Mundo.
No hay nada malo en ello, mas allá de la vanidad de sospecharme a mí mismo escritor o acaso mas modestamente un humilde escriba de mis sentimientos.
Saberse y reconocerse sensible, perro verde, boludo o poeta tiene menos que ver con mis intenciones de cambiar el mundo, que con que el mundo no me cambie.
Pero a veces pienso si la activa militancia en esas huestes no me extravía en los distritos errados. Que acaso escribir sensiblemente sea una completa pérdida de tiempo, un dispendio oneroso que no me puedo permitir con lo único valioso que poseo: Mi tiempo, en este tiempo.
A lo mejor es cierto que la poesía no sirve para nada, especialmente cuando oigo a coro a los Refutadores de Leyendas proclamar a gola alzada no se que silogismos de brisas, despeines y saltos altos que los lleva a conjeturar que tal vez la tierra no gira y que es mi obligación demostrar lo contrario.
Yo no reniego de las ciencias y su arsenal, pero no tengo ninguna gana ni necesidad de ser otra inmolación mas en el altar de las ciencias.
Tambien lo puedo decir mas facil: Me chupa un huevo si la tierra gira o no.
Pues entonces, queridos Brujos de Chiclana o de donde sea, es lo mismo, si tanto reniegan de las ciencias porque les ha mentido, abandonen en masa los campamentos de Eride y vénganse a disfrutar un rato de cosas menos complejas y más saludables.
Tomar la ausencia de evidencia como evidencia de ausencia es un desproposito para las ciencias y poeticamente una desmesura
Ustedes dicen que la poesía es un trabajo inútil que no sirve mayormente para otra cosa que la nada, que es un desperdicio del intelecto, una entelequia espiritual y un instrumento de la dominación, llevando a Octavio Paz al nivel de Tinelli, en un solo ventilón.
No voy a analizar por obvias las implicancias de las acciones del anestesista pero miremos por lo menos lo que dijo Octavio de la poesía:
La poesía se emplea para aplacar las tormentas del alma, redimir a una mujer o un hombre o llenar el corazón de ese sentimiento llamado amor. Puede, en dosis bien servidas, alimentar el espíritu, asustar una soledad y alejar una tristeza. Sirve también para reflexionar acerca de si las piedras hablan o si la luna es medicina para el mal de amores. Por medio de la poesía podemos hacer hablar las flores y voltear el cielo de cabeza, cambiar la tarde de lugar. Es un buen recurso para transgredir la monotonía y curar el insomnio. Un simple verso trastoca el sentido de una palabra, de un enunciado. El verso es una transgresión del sentido común, un ahogado del poeta, un halo místico que impulsa los dedos, un flagelo al silencio. A través del verso el poeta reflexiona acerca de la vida de una mariposa, de la muerte de un minuto en las manos del tiempo. Por medio del trabajo refinado de la palabra se desdibuja el rostro de un recuerdo, la desventura de un te quiero en la boca del blasfemo. En fin, la poesía es útil de muchas maneras, pero sobre todo es instrumento para observarnos a nosotros mismos. Porque cuando se concentra la atención internamente surge la poesía y empieza la aventura emocional de la palabra.
La aventura emocional de la palabra…
Ups. Perdón. La emoción es algo que los cientificistas no se permiten.
Pero que se le va a hacer. Yo coincido con Octavio cuando afirma que la poesía no es una actividad mágica ni religiosa, mas el origen, el espíritu que la expresa, y básicamente los medios que usa y su fin, muy bien pueden ser mágicos porque mientras que en la religión lo sagrado cristaliza en el ruego, en la oración, en el éxtasis místico, en un diálogo o relación amorosa con Dios, el poeta lírico entabla un diálogo con el mundo.
Y si les resulto con sabor a poco, les dejo más Octavio Paz. De puro arrogante que soy nomas.
No hay dudas de que la poesía quiere cambiar la vida. No piensa embellecerla como piensan los estetas y los literatos, ni hacerla más justa o buena, como sueñan los moralistas.
Mediante la palabra, mediante la expresión de su experiencia, procura hacer sagrado al mundo; con la palabra consagra la experiencia de los hombres y las relaciones entre el hombre y el mundo, entre el hombre y la mujer, entre el hombre y su propia conciencia. No pretende hermosear, santificar o idealizar lo que toca, sino volverlo sagrado. Por eso no es moral o inmoral; justa o injusta; falsa o verdadera, hermosa o fea. Es simplemente poesía de soledad o de comunión. Porque la poesía que es un testimonio del éxtasis, del amor dichoso, también lo es de la desesperación. Y tanto como un ruego puede ser una blasfemia”.
La poesía es la revelación de la inocencia que alienta en cada hombre en cada mujer y que todos podemos recobrar apenas el amor ilumina nuestros ojos y nos devuelve el asombro y la fertilidad. Los poetas han sido los primeros que han revelado que la eternidad y lo absoluto no están más allá de nuestros sentidos, sino en ellos mismos.
Esta eternidad y esta reconciliación con el mundo se producen en el tiempo y dentro del tiempo, en nuestra vida mortal, porque la poesía y el amor no nos ofrecen la inmortalidad ni la salvación.
Luego entonces la función de la poesía, en un mundo vacío pero computarizado sirve de mucho y aunque no alivia, ni corrompe, purifica. No tiene más ideología que un alma y un espíritu en confrontación con todo lo que le rodea.
Y me queda para el final lo que dijo el periodista también mexicano Braulio Peralta:
Heraldos de sí mismos, los poetas viven un mundo aparte: mensajeros del destino, en los tiempos modernos, pocos, muy pocos los escuchan, los leen y atienden. Vivimos con los ojos abiertos pero ciegos ante las premoniciones que nos anuncian.
¿De qué sirve pensar y sentir si todo ello no ayuda a vivir mejor?
Pero que se le va a hacer.
Nadie quiere oír verdades en estos tiempos.
Solo imponer medias verdades.
Y a mi no me alcanza.
Que quieren que les diga