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Aquí hay un poco de todo. No será un lugar demasiado original ni distinto, pero acaso si lo suficientemente entretenido como para que tengan ganas de volver.

23 de abril de 2016

A CUIDAR LAS TETAS

Estos días anda de moda una muy interesante campaña con una iniciativa contra el cáncer de mamas que propone firmar una teta.
Como tetas no tengo y quería adherirme al proyecto y dejar yo también mi impronta en tan loable intención, tomé un marcador de los gruesos, de tinta indeleble y rumbee para el centro.
Las primeras en cruzarse en mi camino fueron dos viejas que salían de misa de ocho del obispado. Para firmar tenía que agacharme hasta la altura de las rodillas, así que una rápida evaluación me dijo que allí no valía la pena. Nadie se agacha para leer. Además corría el peligro de que casi seguro dirían que sí.
Ya en la plaza encontré una un poco más generosa. La oferta me valió que inmediatamente la fulana en cuestión se cruzara los brazos sobre el pecho, me mirara con indisimulado desdén y se marchara apurada rumbo no se adonde. A las cuatro cuadras ya había cosechado dos sonoras cachetadas y un grandote de músculos trabajados a esteroides, al parecer novio de una de las golpeadoras, amenazaba pendencia.
Raje como pude y encare por el parterre central de la 25. Allí vi venir un grupo de desprejuiciadas muchachas, acaso algunas un poco jóvenes, pero en general todas de generosa anatomía. Me dije que de aquí no pasaba sin firmar una teta. Mi desgracia fue completa cuando vi que todas ellas eran una brigada de La Cámpora que andaban repartiendo panfletos a favor de los precios cuidados y esas cosas. Y yo ya sé que para una camporista no hay nada mejor que otro camporista. Y efectivamente, unos pasos detrás nomas venían dos lúmpenes de nunchaku y sai, ya conocidos míos de otras refriegas. Guardé amablemente mi marcador, no les dije nada a las muchachas y al pasar por al lado de los mozos aquellos, les dije: - Paz, hermano. - Ya le dije que no soy su hermano, me respondió con voz de catacumba.
Por las dudas ensaye un corto pique al estilo Messi.
Cerca de la catedral me encontré con una amiga, esa sí, de esforzados breteles y poca cobertura. Cuando le explique mis propósitos me contesto que ya le habían firmado como tres veces este día y que el mío era un marcador indeleble, que por ahora declinaba el ofrecimiento.
Puta madre. Y estaba lindo el libro de firmas.
Seguí un par de cuadras, ya en plena zona administrativa, encontré una que tenía lugar para unas quince firmas. Prestamente me ofrecí a estampar la mía, pero para mí completa desgracia la desgraciada no tenía internet y no conocía la campaña. Inmediatamente me denunció al cana que cuida la calle. La diosa fortuna acudió a mí, porque el cana también se entretuvo mirando el cuerpo del delito, lo que me dio tiempo para la rauda fuga.
Frente al mástil finalmente encontré otra amiga. Le encare de una. "Te firmo una teta contra el cáncer de mamas".
Me miro con ojos brillosos, y me dijo: "Te agradezco mucho Fede. Eres muy gentil en sumarte a la campaña, pero debo decirte que en mi caso, llegaste tarde. Estas son solo prótesis. Yo ya las perdí"
La abrace, llore con ella unos segundos, tire a la miércoles mi marcador y me volví a casa puteando.
Esta es mi sencilla adhesión a la campaña contra el cáncer de mamas

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