Definitivamente amo la libertad, no como soberanía de las ganas sino como la posibilidad de optar y decidir a cada segundo, que es - en resumen - la forma en que se construye el presente.
De presentes y no de otra cosa esta formada la vida.
La vida después de todo no es mas que una serie de presentes ya usados y de imprecisos presentes por venir, amasados con elegancia practica en la mesada de lo cotidiano, en antojadiza mezcla de conocimientos, prejuicios y esperanzas.
Hago mio los versos de Alberto Niño Martínez
AMO LA LIBERTAD DE LOS HOMBRES LIBRES
Amo la alegría de un pensamiento oculto,
sin cadenas y desatado al viento,
como tallos verdes, barrotes de margaritas.
Amo el invierno en primavera,
la inocencia de niños traviesos
pateando el balón que es el mundo en juego.
Amo contar estrellas hasta dormir,
perseguir la luna y descubrir su lecho,
jugar con sus sombras hasta alcanzar la mía.
Amo la rebelión de la luz en los ojos del alba
que lanza en manto oscuro sus canicas blancas.
Amo las miradas distintas,
el amor de gordos, flacos y chicos,
que consuman pasión en ocultas avenidas,
como escondiendo el alma, con imagen de revés.
Amo el canto de Violeta y su gracias a la vida,
el fusil de cuerdas de Víctor Jara,
los recitados clandestinos de versos prohibidos
en aquellos días que la cultura era rosa en la TV,
para ocultar miradas en tumbas de papel.
Amo, ahogar en vino mis juicios y prejuicios,
embriagando el cuerpo, liberando sueños,
esos imposibles, que por tal, reales;
tocar una estrella, besar la luna;
amo todo de ésta; mi vida,
la rebelión de los locos,
la paz o la guerra,
en trinchera o llano.
Porque conozco los besos de hambre,
el traje de obrero, el techo de paja y
el lavado de ropa ajena.
Porque sé que pensar es rebelión,
sólo el trabajo renta;
vivo pensando lo que la vida condena,
amo la condena, de lo que ella queda.
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