Tengo años suficientes como para diferenciar el "romanticismo" elegante del revolucionario y la barbarie de la violencia como método político, por eso, quizas este posteo contenga algo de homenaje, pero también algo de vituperio.
Se cumplen en estos días, 48 años de la muerte de quien quizás sea una de las figuras más controvertidas en América Latina y el mundo.
En general, en estos tiempos posmodernos, ayunos de paradigmas y figuras señeras, las juventudes enarbolan - jubilosos - al mártir - por la forma de su muerte- olvidando o ignorando su forma de vida.
Sus ideas políticas no vale la pena discutirlas a partir de él, pues no son suyas. Marx está mucho antes que él, en la linea del tiempo.
Lo que se le objeta es el método para imponerlas y lo que de él han hecho esas prácticas: Un simple asesino a sangre fría. Fue conocido entre sus colegas como El Carnicero de la Cabaña por no ahorrar balas y fuego a todo aquel que no comulgara con sus "ideales". En Cuba, campesinos, homosexuales, presos políticos, niños, músicos, artistas, o simplemente cubanos que se expresaran en contra de la "Revolución" eran mandados a ejecutar por "El Che", sin mas trámites que su acusación.
Solía decir "Hagamos en cada país un Vietnam, necesitamos muchos Vietnam" y salió por el mundo a exportar violencia para producir la revolución que irónicamente, derrocó una dictadura, para instaurar otra.
De todos modos es curiosa la figura de Ernesto Guevara.
Es un Dios antiimperialista, pero,paradójalmente es la imagen más reproducida del mundo capitalista. Sus seguidores, y exegetas dicen que darían la vida por sus ideales y por lo general terminan matando por ellos.
Es extraña esta contradicción.
Muchos que no conocen más que lo que la propaganda comunista o los laboratorios de análisis de consumos capitalistas ha querido venderles empapelan sus paredes y se visten con el rostro iconizado del símbolo de la rebeldía.
Yo rescato y acaso este sea el homenaje, que el tipo murió como vivió.
Murió en su ley y eso lo eleva a la categoría de leyenda romántica que la juventud venera.
Pero no olviden.
En la otra punta está Ghandi.
Nunca disparo un tiro y liberó a la India.
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