y el asco devorándome los sesos
encare la senda de los años idos
me interne en el monte de los años viejos
Encontré mi vida llena de complejos
autómata inmune, casi sin reflejos
otoñado de años vividos al pedo
detrás de utopías, dejando el pellejo
La garza azulina que cuando pequeño
me pintaba auroras de sueños modernos
la encontré angustiada, solita en un hueco
del árbol que creía, encarnaba mis anhelos
La voz fraudulenta de engreídos cuervos
poblaban espacios que eran de mi acervo
robaban mi vida, destruyendo recuerdos
empoderados infames de lo que no era de ellos
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