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Aquí hay un poco de todo. No será un lugar demasiado original ni distinto, pero acaso si lo suficientemente entretenido como para que tengan ganas de volver.

29 de enero de 2017

OK TE AVISO, AMIGO.

El tema no es fácil, pues el coqueteo femenino es un fenómeno tan complejo y enigmático como ellas mismas, de modo que no nos queda más remedio que tratar de interpretar las señales y jugarnos a cara o cruz.
A veces la conjunción de tres o cuatro de ellas en vez de ser auspiciosas, nos conducen a evaluaciones apresuradas con las desvastadoras consecuencias que el lector experimentado ya debe estar adivinando.
Si la mujer te toca el brazo, te acomoda la camisa, o llega a rozarte la pierna con la suya, es un buen indicio de que quiere acercarse, pero no sea guarango, a veces es solo que les molesta lo mal entrazado que están sus amigos
La mujer está siempre acomodándose el cabello, es casi una costumbre automática que la mayor parte del tiempo no tiene nada que ver con el coqueteo y si bien en la mujer que está coqueteando tiene una función biológica que es la de sacudir las feromonas de su piel, tampoco se desboque por los olores
A veces coinciden en casi todo, tratan de mirar cuando no las están mirando, le transpiran las manos, si están sentadas al lado de un hombre que les interesa, al cruzar las piernas ponen la más alejada de él por encima de la otra, para mostrar mejor la pantorrilla y da la sensación de que se está en buen camino, pero, ojo con mal interpretar o interpretar apresuradamente esas señales.
La psicología femenina es mucho más compleja de lo que parece.
No hay un número mínimo adecuado de señales o actitudes a partir del cual puede uno considerar que la mujer que está coqueteando, está receptiva y se tendrá éxito en la empresa, pues puede ocurrir que no solo no esté coqueteando sino que además, se está probando y - lo que es peor aún - nos esté probando.
Suele ocurrir también que el entusiasmo no nos deja ver las señales negativas que pueden ir desde señales confusas, ausencia de señales hasta la indiferencia y mismísimo desdén.
Eso si: Ante un “Dale, te aviso”, raje, sin mirar atrás.
Es la primera
Lo que sigue es “Ok, te aviso, amigo”
Y de allí no se vuelve.

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