En el otoño de 1806, en la ciudad inglesa de Leeds, la tabernera Mary Bateman afirmó que una de sus gallinas había puesto varios huevos con la inscripción «Cristo viene».
Después dicha señora que aducía poderes proféticos, aclaró que la gallina pondría catorce huevos de tal estilo y cuando los hubiera puesto todos, el mundo sería pasto de las llamas.
Como de soslayo, dijo también que había cierta esperanza de arreglo y que quien deseara saber más debería pagarle un penique.
Muchos o casi todos en el poblado, lo abonaron.
Entonces ella aclaró que cuando la gallina hubiera puesto el decimocuarto huevo todas las personas que llevaran una etiqueta con las siglas «J. C.» entrarían en el cielo.
Dicha etiqueta costaba un chelín.
La clientela se fue haciendo mayor a medida que la gallina iba poniendo huevos y la gente acudía a la taberna para comprar la etiqueta.
Jha, ndo faltaiboí jagúa carrerajape. (Jeisé España ñeéme: Y nunca falta un perro en las carreras).
Las autoridades quisieron saber de que se trataba y enviaron unos observadores el día que la gallina debía poner el último huevo y estos sorprendieron a la mujer en el momento en que estaba forzándola para introducirle un huevo, que luego el ave volvería a poner.
Fue condenada y ahorcada.
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Fuente: Fraudes de la historia, libro escrito por Gregorio Doval, que curiosamente también es un fraude ya que plagia a diversos autores haciendo citas sin mencionar la fuente
ENTRE EL INFINITO Y LA ETERNIDAD. Por FEDERICO PRINCICH. Cuentos, relatos, anécdotas, personajes, biografías, crónicas de viajes, libros, opiniones, curiosidades, imágenes, música de todos los tiempos y lugares.
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