Deambulando por los distritos del divague.
Todo comenzó cuando yo le dije a alguien que era medio perro verde.
- ¿Que es un perro verde?, me pregunto.
- Eso. Un perro verde.
- ¿Y para qué pintarías un perro de verde.?
- No. No lo pintaría. Es así de origen.
- Yo nunca vi ninguno.
- Aja. De eso se trata.
- Entonces no existe…
- No es que no exista. No viste ninguno, que es distinto
- Pero yo nunca supe que existiera una raza de perros con pelos verdes
- Bueno. Me cansé. Mirá. Perro verde es una metáfora para describir a una persona rara.
- Una persona rara?
- Si. Una persona rara. Igual que un perro verde. ¿Acaso has visto uno?. Me dijiste que ni siquiera sabias de su existencia. Bueno. Asi. Hay personas que son como los perros verdes
- ¿Y porque no me dijiste eso y ya y te evitabas todo este quilombo?
- ¿Es que a vos no te gusta pensar?
- Pienso, pero yo no pienso güevadas, ¿Qué cosa útil puede derivar de la existencia o no de un perro verde.?
- A ver. Mira todo lo que puedes sacar de allí: Hay personas que son perro verde y no saben que lo son. Andan por la vida luciendo siempre inadecuada sonrisa en los velorios, arruinado con gestos las fotos en los casorios, casi siempre le sacan la novia. Viven en su mundo, aislados y en soledad, a veces ni saben por que no encajan.
Hay otros que saben que son perros verdes y odian serlo. Tratan de que nadie se dé cuenta, se arrebañan con el montón, gastan pila de guita en psicoanalistas, sufren por lo que quieren y pueden hacer, pero no se animan por los mandatos, los prejuicios, el que dirán, los miedos, los cliché, los moldes, etc.
Hay todavía un grupo que no son perros verdes pero quieren serlo.
Entonces simulan una condición que no les queda cómoda, A los 50 se ponen una camisa floreadas, pantalones rojos, piercing, se tatúan hasta el orto, dejan el pelo con cola de caballo, pero se pasan mirando alrededor a ver quiénes lo están mirando y se mueren de vergüenza y culpa tratando de justificarse.
Finalmente hay un grupo de personas que son perros verdes, saben que son perros verdes, y andan por la vida disfrutando ser perros verdes.
Se los ve felices, rodeado de amigos, tienen profesiones y gustos rarísimos, cocinan como los dioses, se emocionan hasta las lágrimas con el Chente Fernández o Guns and Roses, se visten como se les da la regalada gana, les da igual pata o pechuga y fundamentalmente, quieren y saben cómo hacer felices a los demás miembros de su manada.
Esas personas - los perros verdes, cualquiera sea su variante - son los que captan mi atención. Acaso porque las comprendo, acaso porque yo mismo también soy un perro verde.
Con ellos formo manada.
- ¿Che. Y si uno se tiñe, se nota?
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