duendeando la madrugada,
en el sigilo neutro de la
retirada,
en el capricho sublime
de algunas palabras,
de algunas palabras,
buscando el aullido,
o los dedos, o la pluma,
o en el silencio excelso
de diez parrafadas.
de diez parrafadas.
O en los violines, o en el tango,o en el flamenco,
acotando el momento
o tal vez la asonada.
o tal vez la asonada.
He decidido quedarme,
duendeando la madrugada,
por el asalto tosco
de la memoria asqueada
por la güera enferma,
la del juego demente,
la del bastón absurdo,
la de algaradas falsas,
la de vínculos humosos,
la de libertad insana.
He decidido quedarme,
duendeando la madrugada
Sin dolor, sin penas,
vacante, en calma.
De luto por todo y esperando nada
y el tic tac del tiempo
insubstancial y vacuo,
empujando los restos
al perpetuo otoño,
de la última morada.
He decidido quedarme,
duendeando la madrugada
sin licor, sin vicios,
sano, sin palancas,
sin prejuicios bobos,
sin mentiras vanas.
He decidido duendear
esta madrugada
y respirar la paz
que acuna mi alma.
que acuna mi alma.
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