Los colores, las formas, los sonido, las palabras son solo los instrumentos y el producto artístico final, la obra, un mero vehículo de esas emociones.
Sin dudas que estamos transitando el camino de la controversia y las contradicciones, pero no se puede soslayar que el espectador, observador, lector, escucha, debe ser también un creador a la par del artista, desafío que si se me permite, es uno de los mas complejos e interesante del arte postmoderno.
Cuando comenzamos a intuir que lo que importa es lo que el autor siente, los creativos empezamos a ser cada vez mas cuidadosos y elaborados en el afan de mantener la originalidad y que el arte siga manteniendo la aureola mística y mítica creada en torno a la obra, el proceso creativo y el artista, especialmente por que debemos seguir resguardando aquello que el artista no puede ser mas importante que su obra.
De todos modos la obra sin el, por buena que sea, tampoco vale gran cosa. Un baldazo de pintura en la pared hecho por Federico Princich es eso, un baldazo de pintura en la pared. Hecho por Grau puede costar algunos millones, pero entiéndase bien y aqui lo interesante: Grau tampoco seria Grau, sin ese baldazo, Y Ud me diran.. ¿Qué es lo que hace la diferencia?. La Emoción de Grau,
El resto lo hace el espectador, que sabe quien es Grau y se imagina la emoción de Grau al ejecutarla. Es decir que no es un mero observador pasivo, sino que participa de la obra completándola en su propia mente, siente con el, y a traves de él.
Esto se vería mejor, dicho de esta manera: Una buena obra esta completa con un artista emocionado y un observador que se emociona.
Es decir el arte debe emocionar y divertir a quienes lo aprecian y a quienes lo desarrollan y ejecutan.
Claro.. a veces algo falla
Mirá a estos croatas de 2Cellos. Irreverentes, emocionales, sublimes, y la obra una joyita, esos truenos de camiones estremeciendo el aire, pero el auditorio, en el video, claro.
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