No se si debía abandonarlo, no se si tenía el derecho de hacerlo. Solo se que necesité el silencio y lo usé, y en ello se apoya también la ética de mi libertad o del uso ético de ella, es decir mi libre albedrío.
Pero el caso es que acá estamos de nuevo, y esta vez con Crónicas Granguardinas papel definitivamente terminado.
Ya tiene ISBN, ya esta ensamblado, ordenado, reordenado.
Irá sin gráficos.
No era lo que yo querría, tal vez.
Deseaba esas desmesuras acompañando a esos desbordados personajes pero los consultores de imagen sostienen que no deben ir.
Y no irán.
Es decir aquellas caricaturas elaboradas con Omar Barrionuevo quedarán adornando estas Crónicas Granguardinas electrónicas, acompañando desde aca el lanzamiento y la presentación de la edición de papel que mañana inicia su etapa final de edición.
Desde aca iremos planteando los detalles de la la salida a la luz este sueño.
Le cuento algunos detalles.
Sera una edicion independiente
Tendrá prólogo de el Dr Benito Aranda, escritor y poeta formoseño
Saldrá a la calle antes de la Feria del Libro.
Probablemente antes de fin de año salga otra edición.
Asi comienza:
Todo esto me fue develado de un modo singular. Alguien
puso en mis manos las fuentes. Dicen que fueron escritas por un sujeto al que posiblemente
conocí en mi niñez, o al menos creo haberlo conocido.
Antes de este hecho, la vida, obra y desvelos de ese individuo era
para mí un hecho enteramente insubstancial, nimio, inexistente. Ni siquiera los
arrabales más alejados de los recuerdos contenían evocaciones de algo que lo comprendiera.
Forzada por los acontecimientos, mi memoria,
escasamente se alargó hasta el apodo con el que lo conocieron en el pueblo y su
imagen era apenas una bruma difusa, sin rostro ni historia, solo algunas muy
vagas referencias, acaso inventadas por mis propias necesidades de respuestas.
No sé las causas, ignoro el por qué, alguien, al que
desconozco sinceramente, tocó a mi puerta y me entregó una vieja valija de
cuero, expresándome que contenía documentos, notas, escritos, textos, que aquel
hombre le había dejado, con el encargo de entregársela a la persona que se le
indicaría alguna vez.
Desde entonces la guardó en un ropero.
Y pasaron años hasta que alguien le dijo que ya
estaba preparado quien debía recibirla. Le dieron mi nombre y le indicaron como
entregármela en propias mano y aquí estaba, tendiéndomela, impasible, con
mirada indiferente, como el cadete que entrega el ramo de rosas.
O un maleficio.
....Asi termina:
Una noche lo soñé. Era un lobo. Un espléndido lobo, bello
soberbio, elegante, imponente.
Lo fui a saludar.
-
¿Crees que
puedes navegar esas aguas?
-
No lo sé. Solo
espero poder hacerlo.
-
Entonces acá se
separan nuestros caminos. Fue un placer servirte
-
Fue un placer
crearte.
-
Hasta el
infinito, Fede.
-
Hasta la
eternidad, hermano.
Cuando desperté de aquel sueño, supe que
jamás lo vería ni sabría más de él. Ya se había perdido en la noche. Esa misma noche, aullando a la luna, una loba contesto mi aullido y casi sin darnos
cuenta vimos las uñas doradas del sol asomando el horizonte esperando el amanecer
de un nuevo día.
En la próxima entrega se podrá ver la tapa y contratapa.
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