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Aquí hay un poco de todo. No será un lugar demasiado original ni distinto, pero acaso si lo suficientemente entretenido como para que tengan ganas de volver.

18 de septiembre de 2016

La proverbial capacidad para no hacernos responsables y eludir todo tipo de compromiso se verifica cotidiano en las cosas que decimos.
Mediante los mecanismos de proyección y de transferencia– que son mecanismos de defensa emocional- el sujeto atribuye a otras personas sus propias virtudes o defectos.
Al respecto, O´Donnell dice: No es lo mismo decir “se perdió” que “lo perdí” o “uno tiene ganas de llorar” que “yo tengo ganas de llorar”. “Somos todos corruptos” es claramente diferente a “yo soy un corrupto”. Solemos pluralizar y generalizar, en una especie de “Si lo hacen todos está bien”, lo cual es engañoso porque crea la ilusión de la mayoría consentidora y del número suficiente, que nos ha llevado a frases demagogas e inexactas como aquella de “El pueblo no se equivoca”.
Minga no se va a equivocar !.
Si nos acostumbráramos a usar la primera persona en singular, uno sería un poco mejor.
Este…o sea…a ver... ¡Si me acostumbrara a usar a usar la primera persona en singular, tal vez yo sería un poco mejor!

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